dimecres, 4 de març del 2015

La disparé hace 9.305 días


Ganarse la confianza del cliente y hacerse con la complicidad de todo el equipo son herramientas, en cualquier sesión fotográfica, tan o más valiosas que disponer de la mejor y última cámara. He defendido y sigo defendiendo que en fotografía no todo éxito se basa con tales o cuales equipos se trabaje. Sí, se y soy consciente que importan, pero hay otros muchos aspectos que se deben tener en cuenta. 

La disparé hace 9.305 días y ella, junto con otros originales, es un claro exponente de lo que puede dar de si una sesión fotográfica basada en la confianza, plena y absoluta, del cliente hacia su fotógrafo. Si mal no recuerdo ésta ha sido una de las sesiones fotográficas de encargo (no personal) que he realizado más ligero de equipaje, sin ningun boceto previo y con una única consigna -aprovechar al máximo el espacio de La Casa dels Cotoners de Barcelona- que se nos había cedido por espacio de unas horas. 

Decidí enfocar la sesión como si estuviera cubriendo una noticia para publicar en prensa. Sabía que si quería que la sesión tuviera un toque documentalista debía reducir al máximo mi equipo de soporte y así se lo plantee al cliente, que aunque algo sorprendido, en un primer momento, entendió y apoyo mi propuesta e idea que había creado para su colección de prendas de piel masculinas. 
Establecimos, en la reunión de producción, unas pautas de trabajo: el estilista vestiria al modelo y después ya no intervendría en nada y el modelo debía tener más de actor que de modelo, ya que su acting no sería el de posar sino el de actuar. El dia de autos: Kurt el modelo, Miquel Sanchis el estilista y yo nos personamos en La Casa dels Cotoners y casi sin hablarnos empezamos a trabajar, en base a la historia que me había sugerido la localización, hasta bien entrada la noche. Los resultados fueron óptimos, excelentes…, tanto que el cliente amplió su plan de comunicación. 

Siempre he procurado divertirme y pasármelo bien en el trabajo. Fotografiar podría decirse que, para mi, siempre ha sido como un hobby remunerado y, en ésta sesión me divertí muchísimo improvisando e incitando al modelo para que tomase actitudes, posturas, ademanes, movimientos rápidos,… que en algunos momentos de la sesión alcanzaron ciertos riesgos, pero como Kurt (el modelo) respondía a la perfección a mis indicaciones y ambos nos fuimos introduciendo en el guión de la historia cada vez con más intensidad seguimos trabajando hasta que la noche nos echó del edificio. 
Utilicé angulares fijos de 24 y 28 mm montados en dos cámaras Nikon. Trabajé con la luz natural del propio edificio y film T Max de 400 Asa, en los bolsillos, que me permitía optimizar diafragmas y velocidades de obturación. Inicié la sesión en las plantas más bajas y a medida que descendía la luz iba subiendo de planta. La idea base que trasladé al modelo, para que él creará su personaje, fue –eres un héroe que persigues por todo el edificio a los malos-. El perfecto equilibrio entre: localización, idea, utilización de la luz y método de trabajo dio extraordinarias imágenes en plano secuencia, reforzando, así, el concepto de cómic. La Casa dels Cotoners 

*La Casa dels Cotoners (1880-1882) proyectada por el arquitecto Elies Rogent. Rehabilitada y ampliada en 1957, por Nicolau Maria Rubió, cuando la Asociación Industrial Textil del Proceso Algodonero (AITPA) adquirió el edificio ubicando en él su sede social. Destaca la belleza de la escalera general, construida con hierro, madera, vidrio y aluminio. Su peculiaridad es que no se apoya en el suelo inferior, sino que está suspendida del entramado metálico del piso más alto del edificio, lo que le da un aspecto ligero y aéreo.